Lo más interesante de
la exposición de Aquilino Polaino en el
senado, publicada en “El País” del 21 de junio 2005 es lo
que se puede concluir de ella.
Si, como este profesor
universitario nos dice, padres violentos, alcohólicos, hostiles, etc.
(es decir, hipermasculinizados) producen hijos que
rechazan los juegos violentos, no se identifican con sus
congéneres, se niegan a participar en deportes competitivos, etc.
(“enfermos de homosexualidad”), la solución es clara: que
sean dos padres homosexuales (que ya se sabe, han desarrollado estas mismas
características que tenían de niños: rechazan la
masculinidad hegemónica y son, por lo tanto, más dulces y
cariñosos) quienes eduquen niños, "sanamente heterosexuales".
Por otra parte, si las chicas
lesbianas deben “su trastorno” a madres frías o
emocionalmente vacías, como nos dice el experto Sr. Polaino,
las madres lesbianas que no suelen tener hijas e hijos no deseados, sino que
planifican, desean y se esfuerzan en tener su bebé, muy probablemente
carecerán de estos terribles defectos y serán madres
cálidas y nutricias.
Conclusión: es
necesario el matrimonio homosexual para terminar con "la plaga de la
homosexualidad"... ¿o me estaré contagiando de razonamientos
brillantes?
Flavia Limone Reina